Desde los días que fundamos Kwema, siempre supe que podríamos cambiar drásticamente las vidas de las personas que más necesitarán de nuestro producto. Mientras los días, los meses y los años pasan me doy cuenta que esto sigue siendo verdad dentro de las aplicaciones de otros negocios que nos han abrumado con opciones y posibles aplicaciones. Al ser un fuerte creyente en los procesos de validación tomamos un aproximado de inversión para determinar en qué mercados enfocarnos: desde campuses en universidades, a los gobiernos de las ciudadanías, compañías de seguros, seguridad e incluso de seguridad industrial.
Y si el ser keniano/árabe no es suficiente diversidad, ser fundador de Kwema me ha dado el privilegio de vivir en 10 ciudades diferentes en todo el mundo y me ha permitido aprender 5 idiomas. Hoy en día podemos decir con orgullo que tenemos nuestros 5 casos de prevención y hemos solidificado nuestras tácticas de evaluación para un uso rudo de nuestra tecnología. Desde mi co-fundadora que casi fue secuestrada la semana pasada, a uno de nuestros usuarios que tuvo que comprar un teléfono que fuera compatible con nuestro wearable. Esto es solo el principio para nosotros y no pensamos en detener esta misión hasta conseguirla.